Lágrimas de Caronte

Texto escrito por Daniel Belinchón

LÁGRIMAS DE CARONTE

   

«Pasaban las horas. No era por la mañana. No era por la tarde. Ya no había noche. Lo único que había eran aquellos cuerpos ahogados que el mar no paraba de empujar hacia nosotros, tú, yo y el resto de la isla. Y nosotros los arrastrábamos hasta la playa, donde al final ya no se veía un solo guijarro, porque se había convertido en un cementerio inmenso a cielo abierto, una capilla ardiente y fría, y allí estábamos nosotros, los habitantes de la isla, de esta isla, la única habitada de todo el Archipiélago del Perro, habitada por gente miserable, ridícula, vieja, egoísta, desesperada y llorosa».

Philippe Claudel. El archipiélago del perro.

Leer más